Un estudio de epidemiólogos chinos asegura que el coronavirus es capaz de permanecer en el aire durante unos 30 minutos y extenderse hasta 4,5 metros. El virus también puede permanecer activo sobre el acero hasta dos días, cuatro sobre la madera y el vidrio, cinco sobre el metal, plástico y cerámica; entre dos y ocho horas en el aluminio y menos de ocho horas en el látex.
Casi todos estos materiales son de uso común por los diferentes fabricantes de vehículos y de sus proveedores de componentes tanto en el interior como en el exterior.
Hoy en día, el ozono es el tratamiento más efectivo a la hora de eliminar bacterias y agentes patógenos del interior de un vehículo. Se trata de introducir una máquina que libera ozono para purificar el habitáculo, que debe estar vacío durante el proceso de desinfección.
Dependiendo del taller al que acudamos, el tiempo que durará el proceso de limpieza de nuestro coche será de entre 20 y 50 minutos, con un precio próximo a los 20 euros. El ozono es un gran desinfectante, además de natural, ya que al hacer su función se transforma otra vez en oxígeno, tal y como aseguran los talleres que ofrecen este servicio. El ozono destruye la membrana celular de los microorganismos.
Además, gracias a la limpieza del interior del vehículo, disminuye la fatiga al volante y se aleja la posibilidad de que alergias al polvo se intensifiquen al viajar en el coche. Dicho esto, es importante aclarar que el ozono no es un virucida como los usados para desinfectar el material quirúrgico o como los empleados en las flotas de autobuses y trenes públicos para frenar la expansión del coronavirus.
En definitiva, el tratamiento de ozono nos ayudará a limpiar el interior del vehículo de malos olores, bacterias y ácaros, pero no frenaremos la propagación del COVID-19.
Así que, hoy por hoy, no existe ningún producto para el coche que sea eficaz al 100% contra el coronavirus. Lo que más se acerca, como ya hemos dicho anteriormente, es el tratamiento de las máquinas de ozono